La ridícula idea de no volver a verte.

«El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, los primero que te arranca es la #Palabra.»

«De hecho, la vida es tan tenaz, tan bella, tan poderosa, que incluso desde los primeros momentos de pena te permite gozar de instantes de alegría: el deleite de una tarde hermosa, una risa, una música, la complicidad con un amigo.»

«Dicen que la Humanidad se puede dividir entre aquellos cuya infancia fue un infierno, en cuyo caso siempre vivirán perseguidos por ese fantasma, y aquellos que disfrutaron de una niñez maravillosa, que lo tienen aún mucho peor porque perdieron para siempre el paraíso.»

«La #Intimidad: no tener muy claro donde acabas tú y empieza el otro.»

«Yo no moriría por nadie. Es una pena.»

«El arte en general, y la literatura en particular, son armas poderosas contra el Mal y el Dolor. Las novelas no los vencen (son invencibles), pero nos consuelan del espanto. En primer lugar, porque nos unen al resto de humanos: la literatura nos hace formar parte del todo y, en el todo, el dolor individual parece que duele un poco menos.»

«Marie le dice a Langevin que ni se le ocurra volver a hacer el amor con sus mujer y tener un hijo:«Si ocurriera eso, significaría nuestra separación definitiva… Puedo arriesgar mi vida y mi posición por ti, pero no podría aceptar esta deshonra… Si tu mujer lo comprende, ella utilizará este método inmediatamente.»»

/»Y yo misma tenía esa sensación que había experimentado a menudo durante los últimos tiempos de que nada nos turbaba. Me sentía en calma y llena de una ternura dulce hacia el excelente compañero que estaba allí conmigo, sentía que mi vida le pertenecía, que mi corazón rebosaba cariño hacia ti, mi Pierre, y me hacía feliz sentir que allí, a tu lado, bajo aquel sol hermoso y frente a aquellas visitas divinas del baile, no me faltaba nada. Eso me daba fuerzas y fe en el futuro, no sabía que no habría futuro alguno para mí.»/

El último tren.

Hubo varios cuadernos (rotos) y algunos poemas que no terminé de rimar adecuadamente. Intenté, por costumbre, deletrear lo que sentía pero ya no necesitaba cercenar en definiciones. Me punzó que tal vez, ya, por fin, había pasado la agonía, ya no necesitaba al papel de intermediario. Regeresé al ejercicio de solo contar historias de otros. Me había quedado sola. Por fin libre, por fin en paz, por fin sola. No extrañé a los fantasmas que tan bien se sentían y que tan mal me habían hecho. Yo vacía, la casa; vacía, o llena de mí, según pudieron interpretar las más sabias. La fluorecencia, los colores, las voces, el amor por fin había pasado.

CAÍN – Saramago

Què diablo de dios es éste, que, para enaltercer a abel desprecia a caín.

«… porque lilith, cuando finalmente abra las piernas para dejarse penetrar, no estará entregándose, estará, sí, tratando de devorar al hombre al que dice, Entra.»

«Lo lógico, lo natural, lo simplemente humano hubiera sido que abraham mandara al señor a la mierda, pero no fue así.»

«Es decir, además de ser tan hijo de puta como el señor, abarahm era un refinido mentiroso, dispuesto a engañar a cualquier con su lengua bífida, que, en este caso, según el diccionario privado del narrador de esta historia, significa traicionera, pérfida, alevosa, desleal y otras lidnezas semanajantes.»

«La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nososontros lo entedemos a él.»

Aquí: en GT

/Aquí no lloró nadie.
Aquí sólo queremos ser humanos./

Otto René Catillo – poeta guatemalteco

Aquí no hay miedo.

No hay silencio.

No hay llanto.

Hay madres que abrazan a sus hijas,

les acomodan el cabello tras la oreja

y aconsejan más allá de las palabras:

“con la frente siempre en alto, mi muñeca”

Aquí no hay vergüenza.

No hay secretos.

No hay abandono.

Hay juventudes deseosas de ser,

de conocer, entender y enseñar,

de entregarse y comprender los misterios

       de la energía, la materia y el tiempo.

Aquí nadie se rinde.

No hay fatiga.

No hay retiro.

Hay amigos de siempre y buenos amores,

que se encuentran, abrazan y vuelven

a ser los jóvenes que su danza bailaron

y prorrumpieron con la chalana entre los dientes:

/( já, já.)/

Aquí no hay desamparo,

somos muchos:

y aunque extrañe a los malvados;

aquí hay canto.

Hay aplausos para los buenos maestros,

que a adueñarse de su tierra enseñaron,

coherentes con las instrucciones que dieron,

y a luchar; porque así lo educaron.

Aquí, la transparencia deslumbra,

la coherencia en lo que se actúa y se espera.

y se enfrentan con sus manos y mente,

los valientes; al mal, aunque se vista de toga,

hasta al diablo si ondea la propia bandera.

No hay argucia,

no hay infamia,

ni hay acecho,

que destruya lo que aquí ha forjado la historia.

Si hoy la dignidad ha de pasearse en grilletes,

y querer ser para otros conduce al castigo,

aquí nadie le teme a la noche,

porque sabemos en nuestra cariñosa memoria,

que, en pocas horas, siempre el sol: amanece

y se resiste a la oscuridad cuando se está vivo.

poeta

Quizás nadie me recuerde, poeta,

y quizás nadie, nunca, me nombre,

una vez he amado en la vida

y a quen amé no le gustaban mis letras,

pero aún sin el título exclusivo

de quien dice las palabras adecuadas,

de quien sabe cómo rimar amor con hilo,

yo intentaré escucharme en silencio,

desenredaré de los gritos los versos,

que me espabilan, incisivos, tiritantes,

voces de colores de los que estuvieron o vienen.

Aunque no me nombren poeta,

construiré de papel mi castillo

y dibujaré como tatuana en el aire

las ideas que serán muros

muros míos, que sin ladrillo solo a mí me resguarden.

Aunque nadie me nombren poeta.

aunque nadie nunca recuerde,

mientras sus gritos taledren mi mente,

mientras los perros me busquen y hablen,

mientras el viento me abrace y me calme;

seré poeta:

mujer y poeta, lo que signifique;

desenredarme será suficiente,

desaparecerán como mis huesos, mis versos,

y con éxito, tal vez nunca sea una poeta…

vaya altanería

en esta inútil cuartilla de texto.

Deuda

Debí atenuar los fantamas.

Debí abrazarte más fuerte

y levantar la mirada para verte

todo el tiempo que me dejara la vida.

Debí escribirte primero.

Debí decirte que eres

la persona a la que más me parezco,

y debí prolongar ese beso,

y debí comprarme ese libro,

y debí darte las gracias,

y «debí» como deuda a tu tiempo,

y ahora ya tan solo «me debo».

Duermo mejor

Duermo mejor.

… pero cuando han sido muchas noches de desvelo y en castigo no logro silenciarme, cuando se me vuelve batalla conciliar el sueño más se me despiertan las ganas de contarte que las cosas aquí, efectivamente, han mejorado. La electricidad es de corriente constante y sé de quien recibe mis descargas, sin fundirse, sin cortos circuitos,. sin embargo, te sueño, aún, a veces, igual de distante, siempre distinto. Está bien, porque ya no estás en mis planes. Comprendí que no puede ser futuro, quien no está presente en el presente.

Confío en la posibilidad de volver a sernos, reconocernos: haber crecido y comprender mejor de distancias. Aún no sé por qué, pero guardas algo importante mío. Algo que solo ha flotado desde mis profundidades cuando estuviste y que requiere un esfuerzo heróico empujarlo a permanecer hundido. Está bien, también extasía bucearme sola. Tal vez por un pestañeo aún deba nadarme sola. Y en todo caso, si hubiera alguien que deseara sumergirse, ya no quiero (ni tengo fuerza) para invitarlo a ahogarse conmigo. Ni en esta ni en otras vidas.

Si volvemos a vernos, a amarnos, será solo ahora, será por fin, será sencillo, no pretenderá algo más que eso: presencia en la forma más equitativa que podemos, sin desvestirnos, sin desnudarnos, sin poseernos.

Miejo Kawakami: p y h. Descripción de mujer, de una mujer. «¿sale?»

2016- 2019

«Quería abrazarla. «De una forma distinta —pensé—. No con las palabras que conozco, no con los brazos que puedo tender, de una forma distinta, muy distinta, algo diferente.» Hubiera querido abrazar a Yuriko Zen, rodear su pequeña espalda y sus delgados hombros. Pero lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza mientras me frotaba con la palma de la mano las manos que resbalaban por las mejillas.»

«Aizawa estaba vivo, debía de estar vivo, pero, si no volvía a verlo nunca mas, si no volvía a ver su imagen nunca más, ¿cómo seguiría viviendo?»

«—Yo… creo que ya me enamore de ti cuando leí aquellas líneas. —¿Aquellas líneas? —preguntó Aizawa en voz baja. —»Una persona alta, con párpado simple, buen fondista. ¿No hay nadie que conozca a alguien con estas caracterisícas? Es lo que dijiste cuando estabas buscando tu padre.» Respiré hondo. —No sé por qué razón, pero no podía olvidar aquellas palabras. No estoy diciendo que entendiera cómo te sentías, tampoco tenía ninguna relación conmigo. Pero no podía olvidarlas. Cada vez que recordaba aquellas apalabras, no podía dejar de pensar en aquel alguien que solo cocaba con aquellos tres indicios para buscar la mitad de sì mismo. Ante mis ojos emergíais, una y otra vez, la figura de un hombre vuelto hacia un erial inmenso, sin fin. No podría olvidarte y aún no te conocía.»

«Yo ya había estado varias veces sentada en el parque de Komazawa, pero cuando fuimos juntos me sentí como si lo visitara por portera vez depuesta de haberlo estado soñando mucho tiempo.»

«Además, que me hubiera enamorado de Aizawa no quería decir que algo fuera a cambiar. En primer lugar, mi amor no conducía a ninguna parte: era una sentimiento autosuficiente que no tenía conexión con nada.»

«No era una personas con forma humana, era el semen donado por alguien anónimo. ¿Cómo se lo podría explicar?… Hablando sin ambages, era como si la mitad de mí mismo no fuera humana. Ya sé que todas las personas nacen de òvulos y espermatozoides, pero la mitad de mí mismo, ¿qué era en realidad?»

«La mujer miró con cara radiante a todos los asistentes, uno tras otro, como si se dispusiera a leer una poseía que hubiera compuesto ella misma.»

«Las cortinas perfectamente corrida habían empezado a teñirse de color oscuro: pronto caería la noche. ¿Cuántas veces más en el futuro contemplaría así el azul del crepúsculo? Se me ocurrió de repente. ¿Cómo sería vivir, ir yendo hacia la muerte, sola? ¿Consistiría en estar siempre así, en un único lugar, estuviera donde estuviese, mirara lo que mirase? «¿Tan malo sería eso?» Me lo pregunté en voz baja. Pero, por supuesto, nadie me respondió.»

«Dejé la computadora en «suspender», fui a la cocina, preparé arroz con nato y empecé a comérmelo despacio. Como no se me antojaba hacer nada antes de acostarme, decidí matar las horas actuando lo mas lento posible, pero cuanto más tiempo invertía en masticar y mas minuciosos eran mis gestos, más iba dilatando el tiempo y más me daba la impresión de que avanzaba a un ritmo cada vez más lento. Como era natural, el arroz con nato, por más despacio que te lo comieras, se acababa a los pocos minutos, de modo que, tras lavar la tazón y los palillos, me quedé sin nada que hacer. Y, qué remedio, me acosté en el puf y me quedé quieta, sin mover un músculo.»

«—Por ejemplo, cuando hablamos, se entienden la espaleras, ¿verdad? Pero, en realidad muchas veces no pasa lo mismo con lo que queremos decir. Las palabras se entienden, pero el contenido no. Muchos problemas nacen ahí. Nosotros vivimos en un mundo en que se entiende las palabras, ergo no los que decimos. Todos nosotros. «No puedo hacerme amigo de casi nadie en este mundo —sentenció—. No sé quién lo dijo, pero es cierto. Encontrar a personas que te escuchen con atención, que intenten ir más allá de las palabras y que traten de entenderte, encontrar un mundo así es difícil me pregunto si no será cuestión de suerte.»»


«Y presentí que en el futuro recordaría muchas veces aquella escena que nada tenía de particular.»

«Tras aquellos mese de largas llamadas telefónicas, creía haber captado la situación, peor al tener a Makiko de carne y hueso hablando sin parar de las operaciones de aumento de pecho, me invadió una sensación de tristeza indescriptible. Eta, para expresarlo de algún modo, algo parecido a los que sientes, cuando, en una estación, un hospital o aun lado del camino, contempla desde un lugar algo alejado de una persona que charla sin parar, tengo o no tenga a quien la escuche. Mirando a Makiko que hablaba y hablaba mientras piba arrojando gotitas de salida, me invadió este vago sentimiento de soledad y tristeza. Y me sentí culpable. No porque no sintiera interés hacia Makiko o hacia lo que me contaba, no por falta de solicitud o cariño hacia ella, en absoluto. Me sentí culpable porque me había descubierto a mí misma mirando a Makiko con compasión.»

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«—La destrucción de palabras es muy hermosa. Por supuesto, lo que más sobran son verbos y adjetivos, pero hay cientos de sustantivos de lo que se puede presicindir. Y no solo por los sinónimos, sino también por los antónimos al fin y al cabo, ¿qué justificación tiene una palabra que no es más que lo contrario de otra? Cualquier palabra incluye a su contraria. Fíjate, por ejempo, en la palabra «bueno». Si tenemos esa palabra, ¿de qué nos sirve «malo»?» «Nobueno» es igual… incluso mejor porque es exacatamente lo contrariomientras que la otra no lo es. O, si lo que quieres es reforzar al aplabra bueno, ¿para qué queremos toda esa serie de palabras vagas e inútiles como «excelente», «espléndido» y otras parecedias? «Masbueno» ya significa eso, o «doblemasbueno», si quieres algo aún más claro. Por supuesto que ya usamos todas esas formas, pero en la versión final de la nuevaleengua serán las únicas. Al final todo el concpeto de la bondad se limintará a seis palabras —en realidad a una sola—. ¿No ves lo hermoso que es, Winston? La idea original fue del H.M., claro —añadió pensativo.»

«¿No sabes que la nuevalengua es el único idioma del mundo cuyo vocabulario se reduce cada día?» / «¿No ves que el objetivo final de la nuevalengua es reducir el aclance del pensamiento?» / «La ortodoxia equivale a no pensar, a no tener la necesidad de pensar. La ortodoxia es la inconsciencia.»

«Decidió que era, sin excepción, la inteligencia más vulgar, vacía y estulta que había visto jamás. Era incapaz de albergar una sola idea que no fuese un eslogan y no había imbecilidad que no pudiera tragarse si provenái del Partido.»

«¿Cómo saber que parte de quello era verdad y qué parte era mentira? Tal vez fuese cierto que la medida de la gente estuviese mejor ahora que antes de la Revolución. La única prueba de lo contrario era la muda protesta que notabas en tus propios huesos, la sensación isntitva de que las condiciones en que vivías eran intolerables y de que en a´gun otro momento debieron ser diferentes.»

«Había una conxión íntima y directa entre la castidad y la ortodoxia política. ¿Cómo iban a mantener vivos el miedo, el odio y la demancial credulidad que el Partido exigía de sus miembros si no era reprimiendo un poderoso institnto y utilizándolo como si fuera impulsora? El deseo sexual era pelgroso para el Partido, asi que lo había utilizado en su propio beneficio.»

«— Si te refieres a confesar —dijo—, puedes estar seguro de que lo haremos. Todo el mundo confiesa. Es inevitable. Te torturan. / —No me refería a confesar. La confesión no es una traición. lo que hagas o digas carece de importancia: lo ínico que importa son los sentimientos. Si lograsen que dejara de quererte… eso sería una auténtica traición. Ella reflexionó un instante. —No —dijo por fin—. Es lo único que no pueden hacer. Pueden obligarte a decir cualquier cosa, lo que sea, pero no obligarte a que lo creas. No se pueden meter en tu cabeza. —No— repsondió él un poco más esperanzado—, no; tienes razón. No se pueden meter en tu cabeza. Si seguimos sintiendo que vale la epna seguir siendo humanos, incluso aunque no sirva de nada, le habremos derrotado.»

«Los miembros de la Hermandad no tienen forma de reconocerse unos a otros, y es imposible que ningún miembro conozca más que au nos pocos. El propio Goldstein, si cayera en manos de la Policía del Pensamiento, no podría darles una lista completa, ni ninguna información que les condejera a ella porque sencillamente no existe. La Hermandad no puede ser eliminada porque no es una organización en el sentido habitual de la palabra. Lo único que la mantiene unidad es una idea indestructible. Solo podeis apoyaros en esa idea. Nada de ánimos, ni de camadería. Cuando por fin os atrapen, nadie os ayudará. Nunca ayudamos a nuestros miembros. Como mucho, cuando es absolutamente necesario silenciar a alguien, podemos colar una cuchilla de afeitar en la celda de un prisionero. Tendréis que acostumbraros a vivir sin reusltados y sin esperanzas. Trabajaréis durante un tiempo, os atraparán, confesaréis y moriréis. Son los únincos resultados que veréis. No hay posibilidad de que ningún cambio perceptible suceda en el tiempo que dure nuestra vida. Somos los muertos. NUestra única vida verdadera está en el futuro. Participaremos en ella como puñados de polvo y astillas de nueso. Pero es imposible saber lo lejos que está ese futuro. Podrían pasar mil años. De momento, lo único que podeos hacer es ir extendiendo poco a poco la cordura.»

«—¿Existe el Hermano Mayor? —Pues claro. El partido existe. El Hermano Mayor es la encarnación del Partido. —¿Existe del mismo modo en que existo yo? —Tú no existes —respondió O´Brien. Una vez más, le invadió aquel desamparo. Sabía, o podía imaginar, los argumentos que desmotraban su falta de existencia, pero eran absurdos, tan solo un juego de palabras. ¿Acaso no era la propia frase «No existes» una contradicción en términos? ¿De qué servía decir una cosa así? Tembló a penasr en los argumentos demendicales. irrebatables con que O´Brien demolería esa idea. —Yo creo que existo —dijo fatigado—. Soy consciente de mi identidad. Nací y moriré. Tengo brazos y pierntas. Ocupo un sitio concreto en el espacio. Ningún objeto sólido puede ocupar el mismo lugar simultánemaente, ¿Exisste el Hermano Mayor en ese mismo sentido? —Eso carece de impoertancia. El caso es que existe.»

«—No he traicionado a Julia —dijo. / O´Brien le miró pensativo. —No —reconoció por fin—, no, tienes razón. No la has traicionado. / El Corazón de Winston volvió a inundarse de aquella peculiar reverencia que sentí a por O´Brien, y que nada parecía capaz de destruir. ¡Qué inteligente era!, pensó ¡qué inteligente! Siempre entendía lo que decía. Cualquier otro habría respondido que sí la había traicionado. ¿Acaso se la habían sacado todo bajo tortura? Les había contrado todo lo que sabía de ella: sus costumbres, su personalidad, su vida pasada; había confesado hasta el detalle más trivial todo lo que había ocurrido durante sus ecuentros, todo lo que habían dicho, las comidas a nbase de porductos del mercado negro, los adulterios sus vagas conspiraciones contra el Partido… todo. Y, sine mabrgo, en el sentido en que él lo decía, no habían traicionado. No había dejado de quererla; sus sentimiento seguian siendo los mismos. Y O´Brien lo había entendido sin ncesidad de que se lo explicase.»

«Cualquier persona que creciera con la nuevalengua ocmo única lengua ignoraría que «iguales» habñia tenido el sentido secundario de «políticamente iguales», o que, en otroa época, «libre» había significado «intelctulmente libre» igual que, por ejemplo, una persona que no hubiese oído hablar jamás del ajedrez los ignoraría y los significados secundarios de la palabra «reina» o «torre». Habría muchos crímenes y equivocaciones que le sería imposible cometer, sencillamente porque no tenían nombre y resultarian inimaginables. Y era prevesible que con el paso de las caracteristícas definitorias de la nuevalengua se fueran agudizando, que su vocabulario fuese cada vez más escaso y los sigfnificados más rígidos, y que la posibilidad de utlizarlos de manera incorrecta continuara dismunuyendo.»